lunes, 22 de julio de 2013

Como agarrarse al asiento

La verdad es cada día me sorprende mas la actitud de una gran parte de gestores públicos y las estructuras que los respaldan, los partidos políticos, en España.

He de reconocer que durante años creí en este sistema democrático, pero el desarrollo de los acontecimientos en las últimas décadas me han sumido en una desilusión absoluta. Partiendo de premisas, que aún siendo mejorables en detalles, son realmente buenas y razonables, como la elección democrática del pueblo mediante un sistema de voto, la libertad de creación de partidos o estructuras a votar, la separación de poderes, la distinción entre gobierno local y nacional,... éstas se están llevando al extremo dando lugar a situaciones absurdas y que rompen con el principio para el que se generaron

La verdad es que no encuentro una razón mas lógica para determinadas actitudes que la perversión que provoca el poder, algo que no debería ser en absoluto así, ya que los ciudadanos eligen representantes que expresen las ideas y lleven adelante los proyectos de la mayoría del pueblo, y no que los representantes desarrollen sus ideas o proyectos propios solamente con el aval del voto obtenido cada 4 años. Para mi, eso es pervertir el sistema, y no valen excusas baratas de dificultad de comunicación, paralización de instituciones, etc... Y no me vale tampoco el decir que no es así, porque una gran parte de nuestros gestores empiezan sus discursos con "mi partido ha hecho este proyecto" o "yo tengo la solución para...", eso también es perversión, el político debe ser el altavoz de sus votantes, y por extensión de todo el pueblo, no su propio altavoz o el de su partido.

Y algo aún mas irracional, al menos para mi, es la proliferación de escándalos, malas gestiones, robos, acusaciones, malversaciones... sin asunción de la mínima responsabilidad de sus protagonistas y sus estructuras, sin reacción y respuesta automática, sin la lógica e inmediata consecuencia de cesar en la representación por voluntad propia o de la estructura. Eso sería lo normal, lo entendible por el ciudadano, dejar el cargo voluntariamente ante cualquier sospecha o falta de confianza del pueblo, ya no digo nada si existen imputaciones o delitos, y que lo ocupase otra persona elegida de la propia estructura o en otra elección democrática. 

Sería lo sensato, sería lo racional, sería lo coherente, siempre que esa persona se haya presentado al cargo solo para ser el altavoz de sus conciudadanos durante un tiempo limitado y sin ningún otro tipo de objetivos... Utilizando la ironía, empiezo a sospechar que esta premisa es la que no se cumple, por lo que el resultado ya que no es el que se quería conseguir con este sistema democrático, y nos está llevando a cursar un master acelerado a todos los españoles titulado "como agarrarse al asiento" cuyos profesores los hemos elegido entre todos.